El proyecto consiste en la rehabilitación, tanto energética como funcional, del pabellón deportivo y el centro cívico que componen el complejo “Virgen de las Viñas”. Hemos actualizado y unificado la imagen de ambos edificios, y mejorado la relación entre ambos y con los espacios públicos circundantes, garantizando la accesibilidad universal.
La parte fuerte de la intervención recae sobre el más grande de ellos: un antiguo colegio, construido en el año 1962, y que con el paso de los años y tras sucesivas intervenciones inconexas para adecuarlo a usos variados, se había quedado obsoleto, y presentaba accesos laberínticos y recorridos oscuros.
Para mejorar sus prestaciones bioclimáticas, superponemos una envolvente exterior con materiales naturales, destacando el uso del corcho y la paja. Para proteger del intenso soleamiento la fachada sur, construimos tres plataformas horizontales con madera CLT, que actúan como brise soleil, y además son terrazas transitables llenas de vegetación estacional.
El acceso principal se produce en esta misma fachada, desplazándose hacia uno de los testeros laterales, junto a uno de los dos núcleos de escaleras simétricos que ya existían. En ese punto generamos un vacío en triple altura que jerarquiza la entrada, y ayuda a orientarse al usuario. Desde éste las circulaciones son sencillas y directas.
El criterio principal de la intervención interior es la eliminación de todas las compartimentaciones excesivas que no facilitan la integración del nuevo programa, y que además cortan el paso de luz natural de unas fachadas a otras. El edificio actual ofrece enormes entradas de luz natural, y queremos inundar con ella todos los espacios.
Tras la recepción, en planta baja se ubican la biblioteca y la cafetería, vinculada esta última a su vez con la Escuela de Hostelería, que sigue conservando un acceso independiente.
En la planta primera, están las aulas y laboratorios de Universidad de Burgos. Demolemos los tabiques existentes, y los sustituimos por otros móviles y mamparas transparentes, de tal forma que conseguimos abrir y flexibilizar los espacios.
En la planta segunda, eliminamos el pasillo central, consiguiendo dos grandes salas anexas y diáfanas; la primera para estudio abierto y trabajo colectivo; y la segunda como gran aula para eventos de mayor aforo. La luz natural que pasa ahora de fachada a fachada, y el techo a dos aguas como la cubierta, dotan a esta planta de la singularidad necesaria.